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Accidentes y distracciones: un toque de atención El año 2015 se cerró con 176 muertos en accidentes de tráfico interurbanos en Cataluña, un 25,7% más que el año anterior. En la red vial española, las 1.126 víctimas mortales (-0,5%) confirmaron la tendencia de estancamiento de los tres últimos años, que ha detenido en seco el fuerte descenso de épocas anteriores. ¿Qué balance debemos hacer? La respuesta ha de ser matizada. Por un lado, el riesgo de sufrir un accidente de tráfico en Cataluña o España se sitúa hoy entre los más bajos de Europa. Y si pensamos que en el año 2000 en Cataluña teníamos 622 víctimas mortales en carretera y en la red vial española, 4.241, vemos que el descenso ha sido significativo. Pero por otro lado, las estadísticas de los últimos años son un toque de atención claro, sintomático de un cierto agotamiento de las políticas de prevención aplicadas hasta ahora. En la última década hemos visto adelantos de seguridad en infraestructuras, vehículos y conducta de los conductores (alcohol, velocidad, cinturón, casco). En cambio, una nueva actitud de riesgo se ha convertido en primera causa de accidentes: las distracciones, sobre todo por uso y manipulación de smartphones. Un reciente estudio del RACC, del que se incluye un resumen en esta revista, señala que 9 de cada 10 usuarios reconocen el peligro de utilizar el móvil al conducir. A pesar de ello, un 26% de los conductores lo usan “siempre” o “a menudo”, en la mayoría de los casos para enviar o leer mensajes de texto conduciendo. En cuanto a los peatones, un 47% usan el smartphone caminando por la vía pública, y 1 de cada 5, incluso mientras cruza el paso de peatones. Esta problemática ya se apuntaba en el informe pionero “Distracciones, un riesgo no percibido” que elaboró el RACC en 2007 y que por primera vez situó las distracciones en el centro del debate sobre los accidentes de tráfico. Desde entonces, el desarrollo de teléfonos inteligentes y la dependencia tecnológica de muchos usuarios han modificado el mapa de riesgos asociado a la conducción: si antes se ignoraban los peligros de las distracciones, ahora los conductores los conocen y –en un porcentaje demasiado elevado– los asumen. Se debe luchar contra esta actitud, y la solución nos implica a todos, usuarios, fabricantes y Administración. Si queremos cambiar un comportamiento, tenemos que cambiar las normas y potenciar la educación. Como usuarios, debemos bloquear el móvil cuando conducimos un vehículo, y como peatones, abstenernos de manipularlo mientras caminamos, sobre todo al cruzar pasos de peatones. La movilidad tiene unos límites y es importante aprender a vivir dentro de ellos. También tenemos que exigir a los fabricantes la compatibilidad de las tecnologías actuales y futuras con la conducción, y a la Administración, más control. Estas medidas darían aún más frutos con la renovación del parque automovilístico (los coches implicados en accidentes mortales tienen de media 11,3 años de antigüedad) y otras soluciones de efectos inmediatos, como desviar a autopistas, con peajes subvencionados, el tráfico pesado de carreteras convencionales con alta siniestralidad, como la N-340. Como sociedad tenemos la responsabilidad de actuar rápidamente. No olvidemos que las cifras de accidentes tienen nombres y apellidos de personas y familias que se merecen que nos tomemos muy en serio la reducción de los accidentes. Cuando hablamos de salvar vidas humanas, todo esfuerzo es poco. n las víctimas mortales suben un 25,7% en cataluña 1 de cada 4 usuarios manipula el móvil mientras conduce la solución implica a usuarios, Fabricantes y administración Josep mateu. Presidente del RACC editoriAL RACC 3 marzo 2016


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