DE VIAJE Lo que tiene de bueno Noruega es que las montañas se desploman sobre el mar; de ahí las excursiones para alcanzar rocas mirador, desde donde contemplar la costa torturada, glaciares, islas o ciudades museo como Ålesund, con un conjunto de preciosos edificios modernistas. A medida que nos acercamos al norte, el paisaje se vuelve más escarpado y van surgiendo rincones encantadores, con islas de pescadores como las Lofoten y comunidades laponas que viven cerca del rebaño de renos. Escocia El gran verde Para empezar, en Escocia deben visitarse Edimburgo, la capital, avalada por el castillo y por una parte vieja de postal, y Glasgow, la ciudad industrial con los edificios modernistas del arquitecto Charles Mackintosh. En ambas ciudades es recomendable entrar en algun pub. En Edimburgo, además, vale la pena ir al Parlamento, obra emblemática del arquitecto catalán Enric Miralles, y a alguna de las actuaciones de verano en el marco del Festival Internacional. Más allá de las ciudades, Escocia es famosa por los paisajes de montaña, en especial los de las Highlands, con grandes espacios verdes y pequeñas ciudades como Inverness, lagos como el Lomond y el Ness, el del famoso monstruo. También hay castillos bellísimos, como el de Dunnottar o el de Eilean Donan, y una costa torturada con rincones maravillosos e islas como Skye, donde el paisaje parece condensarse para expresar al máximo la identidad escocesa. Asistir a unos Highland Games es imprescindible. Se celebran durante todos los fines de semana de verano en más de 80 islas, pueblos, ciudades y castillos. Allí se ve vibrar a los escoceses con la fiesta y con juegos tradicionales como el lanzamiento de troncos. La música de gaita y la falda escocesa son habituales, así como la cerveza y el whisky. Capitales bálticas La historia recuperada Tapadas durante muchos años bajo la etiqueta gris y uniformadora de la Unión Soviética, las pequeñas repúblicas de Estonia, Letonia y Lituania han revivido desde su independencia, en 1991, hasta convertirse en Edimburgo los parques urbanos atraen como un imán a la población local desde el mismo momento en que el sol y el buen En tiempo hacen acto de presencia. Terrazas en la calle de Livu (a la derecha), en el centro histórico de la ciudad de Riga. RACC 54 marzo 2017 MARCO SAVI/EYEEM/GETTY
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