
DE VIAJE
k
gún accidente al otro, ya que rutsch
es en realidad un vocablo de origen
hebreo que se traduce por ‘principio’.
De todos modos y por si acaso,
en Alemania también se regalan
en Nochevieja cerditos o figuras de
deshollinadores, ambos símbolos de
buena fortuna. Y ya que hablamos
de fortuna, es imposible olvidarse
aquí de la tradición del Bleigiessen,
vertido de plomo. La costumbre está
tan extendida que en cualquier
supermercado se puede encontrar
un kit que contiene varias figuritas
de plomo, una cuchara para fundirlas,
una vela para calentarlo todo y
un cuenco donde poner agua fría.
Una vez se derrite el plomo, este se
vierte en el cuenco y cada uno intenta
interpretar su futuro a partir
de la forma que adopta el metal al
enfriarse. Para hacerse una idea de
Múnich, lo mejor es acercarse a la
Frauenkirche, la característica catedral
de ladrillo rojo donde es posible
subir a una de sus torres de
cien metros de altura para admirar
la Neuhauser Strasse, la calle peatonal
más comercial del centro. Al
alcance de la mano, también destaca
la silueta de los Alpes, donde
conviene escaparse para conocer, al
menos, Neuschwanstein, un castillo
de cuento de hadas.
Reino Unido
Invitados a
la carrera
Tras las copiosas comidas navideñas
es aconsejable seguir una dieta
estricta a la vuelta de vacaciones
e incrementar el tiempo dedicado
a hacer ejercicio. En Escocia, por
ejemplo, ni siquiera esperan a terminar
los festejos para ponerse a
practicar el running; en el día de
Año Nuevo o Hogmanay, parientes
y conocidos se lanzan a la calle a
El mejor lugar para disfrutar de las luces navideñas es desde el London Eye. En el
Hogmanay, en las Highlands, la tradición marca prender fuego a un barril y hacerlo
rodar calle abajo. Covent Garden, uno de los distritos con más encanto de la capital.
RACC 54 diciembre 2017