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los navegantes que cruzaban por el
cercano cabo de Buena Esperanza.
El portugués Bartolomé Díaz fue el
primero en llegar hasta allí, pero el
fuerte viento lo llevó a bautizarlo
como Cabo de las Tormentas en un
primer momento. Hoy, ese viento es
aprovechado por los surfistas de la
playa de Muizemberg, mientras en
la playa más apartada de Boulders
anida un gran colonia de pingüinos.
Un clima de tipo mediterráneo
también forma parte del atractivo
de Ciudad del Cabo, mientras que
Johannesburgo destaca por su historia,
además de por sus balnearios:
el Museo del Apartheid es
imprescindible para entender lo
que supuso la segregación racial,
mientras que para conocer lo que
fue la fiebre del oro en esta parte
de África, vale la pena visitar las
minas de Gold Reef City. En cuanto
a atractivos naturales, los más de
3.000 metros de las montañas Drakensberg
harán que las tengamos
bien presentes. En afrikáans, su
nombre significa “montes del dragón”,
mientras que para los zulús
son la “barrera de lanzas”. Su imponente
aspecto no impide acercarse
al citado Kruger, el primer Parque
Nacional de África. Allí se pueden
contemplar los “cinco grandes”: el
león, el leopardo, el rinoceronte, el
búfalo y el elefante, el sueño de un
turista en África.p
JAMES STRACHAN/GETTY